Relatos penitenciarios

Las tres narraciones que conforman el texto que el lector tiene entre las manos, arrojan luz sobre un mundo permanentemente en las sombras, uno del que solo se oye hablar en el contexto de tragedias e inenarrable sufrimiento: el ambiente carcelario.

Eduardo Venegas, con una carrera de tres décadas en el Servicio de Gendarmería, fue actor y testigo de los sucesos de la historia reciente de Chile que describe en “Relatos penitenciarios”.

Tres narraciones conforman un texto que va más allá de la minucia biográfica o de las memorias celebratorias de quien las escribe, Eduardo Venegas pinta el claroscuro de un ambiente sórdido, violento y desesperanzado, en el que la normalidad y la cordura experimentan el peor de los asaltos.

Una celda oscura pretende ocultar en el silencio su macabro contenido; un grupo de presos amotinados toma a dos gendarmes como rehenes y, en un caso de la historia reciente de Chile, los mismos funcionarios que descargarán sus fusiles sobre dos agentes de la CNI, condenados a muerte por asesinato, deben fabricarles el banquillo y las correas que los mantendrán atados, la madrugada de la ejecución.

Nunca un lugar común había definido algo mejor que la situación del personal de Gendarmería: en el cumplimiento profesional de una labor ingrata, pero inevitable, estos servidores públicos se ven condenados a vivir casi la misma existencia de los presos que custodian.